Precio medio: 25 euros.Calificación: 3,5 estrellas.Dirección: 258, Carrer de Josep Benlliure, València.Teléfono: 961 05 49 23.La Aldeana es una de las bodegas más antiguas del Cabañal. En los últimos tiempos había degenerado mucho hasta convertirse en refugio de lo peorcito del barrio. Por suerte, cayó en manos de Afonso García,quien la ha rehabilitado con mucho cariño para hacerla uno de los locales más atractivos de la Valencia marinera. Conserva el encanto de las viejas bodegas de principios del XX, con las cámaras de madera, los toneles y una gran barra de mármol presidiendo el local.
Alfonso García es autodidacta, pero no un recién llegado. Empezó sin haber recibido una sola clase de cocina, desde muy abajo, pero luego ha ido escogiendo sus patronos mirando lo que podía aprender de ellos en lugar del montante de la nómina. Hoy luce un currículum envidiable. Ha trabajado (y no como stagiere sino con mando en plaza) en restaurantes tan conocidos como Las Rejas, El Poblet, Goust o El Baret de Miquel.

Sepia bruta con cacahuete y aceite de morcilla
La carta es interesante. Navega entre platos de toda la vida trabajados desde una perspectiva actual. Cocina rica, gustosa y con un puntito de creatividad. Para un cocinero que ha sido jefe de partida en restaurantes con estrella michelín, una oferta de tapas es fácil de resolver. Por eso, cuando el plato se respalda con un producto de calidad, el resultado es satisfactorio. Así ocurre con su sepia bruta (que es muy fresca y se prepara con sus interiores) pero no con el chipirón encebollado (que podría ser un buen plato si el chipirón fuera de más calidad).

Mullador de tomate con pimiento asado y pulpo seco
A la Aldeana hay que acudir sin remilgos porque todo se comparte al centro y la mayoría de los platos piden mojar pan. Imposible no hacerlo con el riquísimo mullador de tomate (que se prepara con pimiento asado, pulpo seco y cebolla encurtida) o con la salsa que dejan en el plato el blanc i negre o la oreja de cerdo.

Coca kale

Pelota de puchero
Sólo un par de platos me decepcionaron. Uno fue la pelota de puchero, que sale pasada por plancha y acompañada de morcilla y se parece más a un desayuno irlandés que a un plato valenciano. El otro un arròs en bledes que no estaba malo pero tenía tantos ingredientes (pulpo incluido) que en nada me recordaba al plato tradicional.
La carta de vinos no es muy larga aunque las referencias están bastante bien escogidas. Pero en el servicio hay algunas lagunas. Por ejemplo, el tinto sale caliente y los camareros no disponen de un vocabulario vinícola para entenderse con el cliente. Esto es una bodega, y no es exigible un sumiller, pero la cocina es buena y pronto atraerá a gourmets que echarán de menos un poco más de cariño en la copa. Sin embargo, se toman la molestia de preparar su propio pacharán (que está muy bueno aunque un poco subido de canela) y de afinar el vermut en casa como se hacía antes, cuando a las bodegas se les reconocía por el sabor particular de su vermut. El punto en la Aldeana se lo dan con un toque de casís y piel de naranja.

Torrija con helado de turrón
Visito La Aldeana y me dan ganas de buscarme un piso en El Cabanyal, aunque sólo sea para tener un bar así debajo de mi casa.
LO MEJOR: El concepto. Una taberna informal con los estándares de calidad de un buen restaurante.
LO MEJORABLE: El servicio del vino. Los aficionados echarán de menos un poco más de cariño en torno a la bebida.
LO IMPRESCINDIBLE: El pan. Las salsas están tan buenas que no mojar pan en ellas resultaría imperdonable.

Torrija con helado de turrón

Pulpo a la andaluza con ropa vieja

Ensaladilla rusa

Arroz con leche