Jorge Moreno apunta a ser la promesa más interesante del 2017 en la Comunitat. Acaba de inaugurar y por su pequeño local ya han pasado los gourmets más inquietos de Alicante. Las noticias corren como la pólvora cuando un tipo como él abre un nuevo restaurante. Inaugura sin respaldo económico, pero con unos cuantos padrinos en la profesión (cocineros a los que sirvió en su día y que ahora le arropan y respaldan sabedores de que no defraudará).

Ostra soasada con ponzu agridulce y salsa ponzu

Molleja glaseada con americana picante, hojas de curry y cebolla
Lo cierto es que Jorge Moreno está rompiendo la pana con su Voraz. Un local distinto, lleno de chispa y de vida. Jorge es puro nervio. Jovial y dicharachero, desborda ilusión y le sobran las ganas. Sus platos son un trencadish de sabores, llenos de contrapuntos y contrastes. Cítricos, chiles, y especias se mezclan sin rubor con pescados de la bahia, vísceras o lomos de vaca vieja. Todo cabe en esa cabeza que no parece descansar nunca. Platos en línea con las últimas tendencias como una melva de tres años bañada en dashi con miel, cebolino, guacamole de algas, aguachile de semillas y chiplote y platos que suenan a cocina de la abuela como sus espinacas rehogadas con mantequilla, jugo de cebolla y macadamia (un plato que recuerda la delicadeza de la alta cocina afrancesada)
Jorge cocina de puro instinto. Sin demasiada reflexión pero con muchísimo trabajo. Un ejemplo es su steak de vaca vieja marinada en sal que se toma la molestia de ahumar con unos recortes de ternera previamente marinados y deshidratados. Un trabajazo que pasará desapercibido para la mayoría de los clientes pero que da a ese steak un punto orIginal y punzante.

Pulpo con mole hecho con ñora, boniato salsa de soja, morro y encurtidos

Steak de vaca vieja marinada en sal y ahumada en la combustión de sus propios recortes
Acostumbrado a vivir al límite, sus platos rozan los extremos y, a veces, necesitarían un punto más de equilibrio. Su dumplin relleno de conejo guisado queda demasiado potente, demasiado salado y con un aroma a pebreya demasiado evidente. Algo similar le ocurre con su chile de cangrejo ( en realidad un suquet clásico aromatizado con especias asiáticas) que parte de un fumet tan potente que acaba por resultar pesado.
A pesar de esos pequeños peros, comer en Voraz es una de las experiencias más estimulantes que ofrece ahora la ciudad de Alicante. Por supuesto que la propuesta está por pulir, pero tiene tanta chispa y tanta frescura que compensa los pequeños excesos del chef.

El Voraz de hoy tiene aspecto de gastrobar, sin manteles ni apenas decoración pero en él aparecen platos más importantes y mejor acabados de los que vemos en muchos restaurantes de autor. No pasará mucho tiempo hasta que veamos evolucionar el local y encontremos Voraz convertido en uno de esos restaurantes gastronómicos que obligan al aficionado a recorrer muchos kilómetros.

Pan mollete con desmigado de costilla ibérica y encurtidos.

Espinacas rehogada con mantequilla clara, guacamole, jugo de cebolla y macadamia

Dumplin relleno de conejo guisado.
Interesante…. Gracias Santos. Apuntamos visita
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