963 51 79 26.C/ Historiador Martinez Ferrando 5, Valencia.Precio medio: 35 euros.Abrió a principios de verano y se ha convertido en uno de los restaurantes de cabecera de la gente chic de la ciudad. Un decorador de renombre, una buena política de comunicación y un gerente (Paco Alcaraz) con mucha mano para las relaciones públicas tienen en buena parte la culpa.
Para liderar la cocina ficharon a Silvia Gavara. Silvia es conocida en el mundillo gastronómico por haber dirigido otros restaurantes como el fallido hotel Ferrero o Las Meninas (su primer restaurante de éxito). En este proyecto Silvia vuelca su cocina más personal. Esa que navega entre los sabores mediterránea para interpretarlos desde una perspectiva neoclásica. Platos como la langosta con Rigattoni (pasta en forma de cilindro) cocinados en cocotte luté (una técnioca que consiste en guisar en una olla sellada con una masa de harina y claras de huevo) nos desvelan la verdadera vocación de Silvia Gavara. Lo suyo es eso, cocina neoclásica con perspectiva mediterránea.Ahí están el sabroso canelón de pollo con bechamel de mascarpone y senderuela o la gamba en suquet. En esos terrenos no falla nunca, si nos olvidamos de su raya con tapenade de kalamata y salsa de naranja (demasiado cítrico y con un exagerado sabor a mantequilla). Más allá de ese despiste, encontramos su ensaladilla rusa (una deconstrucción que me seduce por su delicado sabor) o el morrillo de atún rojo en escabeche suave.

Ensaladilla al estilo de Silvia Gavara
Silvia ha intentado sumar a su cocina los platos más populares que siguen las tendencias en boga: el guabao de pez mantequilla con tartufata y huevo de codorniz, el dim sum de gamba, las albondigas picantes de carne al curry de Massaman…esos platos están buenos. ¡Faltaría mas¡ En manos de una cocinera de altura esas recetas no deben suponer un gran reto. Pero no son lo más recomendable. Platos como eso podemos encontrarlos en cualquier gastrobar cool de Ruzafa. Aquí no aportan nada especial y restan personalidad al restaurante.

Suquet de gambas
En sentido contrario, las sugerencias del día dan mucho valor a la carta. Nos reencuentran con esa cocina de mercado con influencias clásicas que tan bien interpreta Silvia Gavara. Allí encontraremos cosas como su cazuelita de trompetas de la muerte con rosinyol, parmesano y alcachofa o el salmonete con romescu y aceite de sus higadillos.
El local se divide en tres espacios diferentes: un comedor interior íntimo y bien vestido, otro exterior más informal y divertido y una terraza que se ampara ante la fachada del Mercado de Colón. Como la carta de vinos, parece diseñado para gustar a todos los públicos.
En el imperdible han puesto toda la carne en el asador para convertirse en local de éxito: cocinera con biografía y prestigio, gerente profesional, decoración de diseño y una agencia de comunicación que popularizó el restaurante el mismo día de su inauguración. Debería funcionar.
Yo estuve hace un mes y me decepcionó bastante.
La comida no estuvo mal, pero nada excepcional, pero el jefe de sala pésimo