David Rabasa vuelve con Ricard Camarena. A partir del día 23 de Enero lo podremos ver abriendo botellas y descubriendo vinos en el restaurante de Bombas Gens. David abandonó el restaurante de Ricard hace unos años por cuestiones personales (una razón que suele sonar a excusa pero que en esta ocasión era totalmente cierta). Solventadas esas circunstancias David vuelve al lugar del que no quería marchar.
La notica es buena para todos. Para Ricard porque necesita una figura como Rabasa. No tanto como sumiller (es uno de los mejores que conozco) sino en el papel de anfitrión. Un restaurante como el de Ricard necesita una cara conocida que de la bienvenida al cliente. Alguien que lance inmediatamente un puente entre el comensal y el restaurante para que el cliente se sepa querido y bienvenido. Un restaurante no es un centro comercial donde vas a comprar sino un espacio para vivir sensaciones y una cara amiga ayuda a relajarte y dejárte llevar. David conoce hasta el último aficionado de este país y ellos le buscan seguros de que se sacará de dios sabe dónde una botella que ellos aún no han probado.
Para David el cambio es necesario. He visto a lo largo de mi vida a muchos sumillers renegar del oficio. La mayoría acaban en comercializadoras de vino. Al principio las empresas los pasean como estrellas del vino. Pero conforme pasa el tiempo los periodistas dejan de hablar de ellos y el aura se va apagando. Acaban vendiendo cajas de vinos con descuentos promocionales. El sumiller ha de estar en la sala para ser alguien. Allí es donde puede probar cada día un buen puñado de grandes vinos, donde exprime su cabeza reflexionando sobre cada variedad para luego poder contarlo al cliente donde siente la competencia de sus compañeros y la necesidad de seguir aprendiendo.
Pero, sin duda, quien más sale ganando con su vuelta es el cliente, que tendrá al alcance de la mano un buen puñado de vinos singulares. Gran noticia¡¡¡¡