Querido, Zygmunt Bauman:
Comencé a leerte hace ya unos añosŠ No tan pronto como me hubiera gustado en realidad, pero lo importante es que comencé a hacerlo.
Te descubrí gracias a una compañera de trabajo; ella me recomendó que te leyera para comprender la realidad actual, la actualidad más virtual, esa que hace que las relaciones interpersonales tanto en el trabajo, como en nuestra vida cotidiana hayan cambiado tanto. Hoy, fomentar el compromiso, la lealtad, el amor, la pasión por las personas y el trabajo resulta muy complicado y como bien indicas tú, permíteme que te tutee, “Todo es más fácil en la vida virtual”.
Comencé por tu libro “Modernidad Líquida” donde ya en la década de los 90 te anticipabas a los acontecimientos que estamos viviendo desde hace unos años. Utilizabas el término “líquido” que tanto me hacía reflexionar sobre las grandes organizaciones que cada día intentan ser más fluidas y adaptables al mercado, con el único fin de dar respuestas a los clientes de manera más rápida y eficaz.
Aprendí, también, que el mundo está en constante cambio y que ese cambio en ocasiones es positivo y, que en otros, hace que se pierdan los valores tan arraigados de nuestra naturaleza, o como tú bien llamas, de nuestra “conexión humana”.
Una de las frases que recuerdo especialmente, y que tengo grabada a fuego en mi libreta de reflexión, es la que define que “El viejo límite sagrado entre el horario laboral y el tiempo personal ha desaparecido”.
Este es uno de los grandes problemas que, a día de hoy, tenemos que enfrentar en las organizaciones; debemos ser capaces de limitar el tiempo para poder disfrutar de ambos aspectos, el personal y el laboral.
Pero fenómenos como la globalización, la velocidad de los cambios y el tiempo sin stop, lo hacen cada vez más complicado. Este hecho, también lo anticipabas en el año 1998 con tu libro “La globalización: consecuencias humanas” aquí, hacías referencias a lo importante que suponía la propia globalización y acuñabas términos como “Locaglobalización” un término que nos sumergía en la posibilidad de trabajar en local para el mundo entero.
Podría seguir escribiendo sobre: “Tiempos líquidos: Vivir una época de incertidumbre”, “Vida Líquida”, etc., pero quizás sea más interesante resaltar la capacidad de reflexión, anticipación, análisis y consecuencias imprevisibles que anticipabas en cada palabra que escribías en tus libros.
Después de todo lo aprendido sobre ti y tus predicciones extraigo a mi campo de trabajo dos conceptos fundamentales: “Empresas líquidas” y “Liderazgo líquido”.
“Empresas líquidas”:
– Surgen como resultado de la transformación física de las estructuras organizativas funcionales sólidas, persistentes y estables propias de la sociedad industrial.
– A diferencia de los sólidos, los líquidos fluyen, lo que les permite a estas empresas adaptarse y transformarse ante los cambios externos. Por eso, en tiempos volubles, como en los que nos encontramos, se comportan mejor que los sólidos.
– Valoran lo importante de la funcionalidad, son capaces de adaptarse y ponen el foco sobre la simplicidad de los procesos para aumentar su liquidez.
– Los empresas líquidas son más: proactivas, ágiles, hipercomunicadoras e innovadoras. Y se encuentran en ese proceso de manera constante.
Las empresas sólidas deben convertirse en empresas líquidas mediante la provocación del cambio de estado en ellas a través de sus personas. Las empresas no cambian convirtiéndose en otras empresas diferentes; sólo se transforman y son las personas sus principales palancas de transformación.
“Liderazgo líquido”:
– Eligen muy bien el Foco de sus acciones como líderes, lo que marca el
>resultado de las organizaciones; porque en el mundo del “multitasking” el Foco se ha convertido en fundamental a la hora de liderar empresas.
– El liderazgo líquido es inspirador y fomenta el intraemprendimiento. Es capaz de aprender de las personas que le rodean para mejorar los resultados.
– Cuenta con voluntad de éxito, de consecución de objetivos y de motivación de las personas para lograr sus retos.
– Fomenta los espacios de comprensión, de posibilidad y celebra conjuntamente los éxitos con el resto de compañeros.
– Fomenta la comprensión de las acciones. Las personas toman conciencia de las acciones cuando son explicadas de manera transparente y concreta. El liderazgo líquido no esconde nada a sus colaboradores, son todos de su confianza.
El liderazgo líquido nace desde dentro hacia fuera, siendo una herramienta para incentivar, motivar, premiar y ayudar al resto de compañeros de la organización.
Sin otro particular y agradeciendo todo el legado que dejas para nuestra sociedad.
Se despide,
Un admirador.